CAPITULO 1
Siento la soledad a mi alrededor, aquellos
ojos que me habían cohibido ya no les veo….Me siento una extranjera aunque haya
pisado aquellos pasillos durante 5 años. Volver al instituto era extraño, ver a
las mismas personas una y otra vez te llega a agotar, pero ver a tus amigas también
te despistaba de tus verdaderos problemas por muy malos que fueran.
Mientras
cavilaba en mis pensamientos un poco deprimentes, veo como mi mejor amiga,
Raquel, pasándome una de sus manos por delante.
-
Cecilia,
tía a ver cuando me prestas atención.
-
Lo
siento, Raquel, es que te tengo que contarte algo… Conocí a un chico en verano y…
En el
momento en que se lo iva a decir, vino corriendo como una moto Sara, con su
nuevo corte de pelo y con una cara de sorpresa que casi nos partimos de risa
Raquel y yo. Cuando llega exhausta y con una cara de que le va a dar un
infarto, nos dice toda entusiasta:
-
Tías,
no os lo vais a creer, un pivonazo de 2 Bachillerato evidentemente nuevo ha
llegado esta año.
-
Anda
ya!! Tú y tus historias Sara, siempre dices los mismo y al final son una
decepción-
-
Esta
vez es de verdad te lo juro. Anda Ceci, ¿por qué no vienes y le demuestras a
esta cabezota de que tengo razón?
-
Bueno
si me lo pides así de suplicante lo haré, pero Sara si no es así…
-
Vale,
vale te hare los deberes de Filosofía durante un mes.
Cuando las
veo alejarse por el inmenso pasillo, entro otra vez en mi estado de
insomnio pensando en aquellos ojos.
Había conocido a Cameron ese verano, porque resulta que nuestros padres eran
amigos de la infancia y claro tuvimos que pasar el verano juntos. Entre idas y
venidas el amor floreció entre nosotros. Aquellos 2 meses nunca se me van a
olvidar, porque nunca había conocido el amor así de completo. No se parecía a
ninguno de los chicos que había conocido. Era alto, moreno, con ojos verdes y
una sonrisa tan irresistible que dejabas de respirar. Pero no era solo su
físico claro que no, su forma de pensar era lo que más me fascinaba, como un
chico tan guapo de ciudad no tenía una novia y según él todavía no había
encontrado a la chica perfecta. Pero llegó el final del verano y nuestros
caminos tuvieron que separarse. Nos prometimos que nos escribiríamos y que
hablaríamos mucho por teléfono, pero sus llamadas y sus correos fueron
disminuyendo y nuestras conversaciones tan absurdas que ya ni sabíamos que
contarnos. ¿Por qué el amor era tan injusto?¿O era el destino? En ese momento
noto mi móvil vibrar y me doi cuenta de que es un wasap de Raquel y cuando lo
leo suelto una sonrisa torcida:
-
- Ceciiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii,
que Sara tenía razón. Como no vengas te mato. Estamos al final del pasillo
vigilando a la presa. ¡ Ven!!!!
No quería
sufrir la tortura de Raquel si no le hacía caso, así que me apresure todo lo
que pude colocando mi nueva taquilla. Mientras iva caminando, notaba las
miradas de mis antiguos y viejos compañeros así como los nuevos. Había cambiado
mucho desde que termine 4 de la ESO, porque este verano me propuse dar un
cambio radical junto a Raquel. Y por lo visto dio resultado, porque hasta el
increíble Pedro, un antiguo compañero no dejaba de mirarnos. Y yo es que
tampoco que me cortara mucho, iba con un vestido blanco palabra de honor y unos
short vaqueros debajo, mis nuevas gafas de piloto que no me las despego de encima y como siempre mi
chupa – chups de corazoncito, que según Cameron me hacía muy sexy.
Cuando ya
doy la vuelta a la esquina, lo primero que capta mi mirada son las manos de mis
amigas señalándolo. Y veo una chaqueta de cuero muy familiar ¿Sería él? No
podía a ser, el vive en Cádiz. ¿Pero y si lo es?
De repente,
se da la vuelta y observo esos ojos, aquellos ojos que me cautivaron durante
toda mi existencia veraniega. Cameron.
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